La Cueva de Altamira está por encima de intereses políticos y egos profesionales

La Cueva de Altamira está por encima de intereses políticos y egos profesionales

Para tratar de entender la importancia de la reunión que el Patronato de la Cueva de Altamira efectuará el próximo jueves 26 de marzo en Santillana del Mar, debemos recordar algunos hechos que han tenido lugar en los últimos años.

El Patronato de Altamira en sus orígenes funcionó como un órgano asesor y consultivo, en el que estaban representados el Ministerio de Cultura, el Gobierno de Cantabria, la Universidad de Cantabria, el Museo de Prehistoria y Arqueología y el Ayuntamiento de Santillana del Mar, hasta la creación del consorcio que se hizo cargo del nuevo museo de Altamira cuyo proyecto estrella fue la neocueva en el 2001. Desde entonces hasta el 2010 hubo total ausencia de las instituciones de Cantabria y las decisiones sobre Altamira recayeron en los técnicos del museo con José Antonio Lasheras, director del mismo, a la cabeza.

En 2010 se renueva el Patronato de Altamira, quien en junio encarga a un grupo de expertos analizar las condiciones de accesibilidad que puedan garantizar la sostenibilidad de la cueva. Durante ese mismo año 2010 concluyen, muy a pesar del entonces presidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla, que no disponen de datos suficientes para conocer el impacto de los visitantes sobre la conservación de las pinturas rupestres y añaden que recomiendan mantener la cueva cerrada al público hasta que no exista un estudio detallado que permita decidir si es compatible la apertura pública con su conservación.

En el año 2011 el Ministerio de Cultura aprueba el Plan Nacional de Conservación Preventiva en donde se define la misma como «la estrategia de conservación del patrimonio cultural que propone un método de trabajo sistemático para identificar, evaluar, detectar y controlar los riesgos de deterioro de cualquier bien cultural, con el fin de minimizar dichos riesgos.» Pero en la estrategia de conservación preventiva se incluyen otros aspectos como son la sostenibilidad, la optimización de recursos y la accesibilidad, entendida como acercamiento de los bienes culturales a la sociedad.

En 2012, el 3 de agosto, el Patronato de Altamira decide encargar a un equipo interdisciplinar liderado por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), y bajo la dirección científica de Gaël de Guichen, el «Programa de Investigación para la Conservación preventiva y régimen de acceso a la cueva de Altamira» con una duración inicial de 2 años. La Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Cultura se hace cargo de su financiación.

Este equipo multidisciplinar, integrado por más de 50 científicos de diversas instituciones, comienza su trabajo en septiembre de 2012, fecha en que termina la monitorización ambiental de la cueva por parte del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), institución que había realizado las últimas investigaciones sobre el estado de conservación de Altamira durante los años 2000 a 2012.

Así pues, durante estos dos últimos años el objetivo principal del equipo liderado por Guichen ha sido elaborar un plan de conservación preventiva que permita decidir si es compatible la conservación con algún tipo de régimen de acceso a Altamira a través de 6 proyectos que tratan de medir diferentes aspectos científicos de la cueva: control del biodeterioro, seguimiento ambiental, conservación del soporte y la policromía, accesibilidad, valor social y comunicación. Los dos primeros (biodeterioro y seguimiento ambiental) se pueden considerar continuistas con los llevados a cabo por los equipos de Villar (1978 a 1981) y del CSIC (2000-2012). Mientras que los otros cuatro son novedosos.

El 18 de enero de 2014 se reúne de nuevo el Patronato de Altamira, y tras la presentación de los primeros resultados del programa de conservación preventiva, se decide autorizar la propuesta del IPCE de incorporar las visitas experimentales de visitantes a dicho programa, cubriendo los objetivos de observación y medición y de incorporar la experiencia de los ciudadanos en la medida de lo posible (proyecto de valor social). Nota de Prensa del Ministerio de Cultura.

Para dar a conocer esta decisión se hace una puesta en escena poco convencional ante los medios de comunicación, donde, en rueda de prensa, se reitera una y otra vez la condición de visita experimental y que no se trata de una reapertura de la cueva, sino que se encuadra dentro de las actividades científicas de monitorización y control de visitas que se habían empezado a realizar con los propios investigadores.

Esto contrasta con los actos desarrollados tan sólo 6 días después en el stand que el Gobierno de Cantabria tenía en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR) Concretamente el día 24 de enero se celebraba el día de Cantabria y el presidente de Cantabria, Ignacio Diego, argumentaba su discurso político delante de un gran cartel que ocupaba la parte central del stand en el que se podía leer: «Apertura de la cueva de Altamira». Todo lo contrario de lo que afirmaba el propio Diego seis días antes en rueda de prensa, junto con el secretario de Estado de Cultura, Lasalle, el director del Museo de Altamira, Lasheras, y la técnico del IPCE, Marián del Egido, donde repitió hasta la saciedad que en ningún caso las visitas experimentales se consideran una reapertura de la cueva de Altamira. Vídeo de la Rueda de Prensa.

El 27 de febrero de 2014 comienzan las visitas experimentales de 5 personas más el guía, que se realizan una vez por semana, y tiene una duración de 37 minutos, 10 minutos dentro de la sala de polícromos, con unas condiciones de acceso establecidas por protocolo.

En agosto de 2014 se termina el «Programa de Investigación para la Conservación preventiva y régimen de acceso a la cueva de Altamira» cuyos resultados se presentan al Patronato de Altamira en su reunión del 12 de septiembre. Las conclusiones más relevantes del mismo establecen que la cueva, desde su descubrimiento, ha sufrido procesos inevitables de deterioro de origen natural y otros generados por la acción humana (instalaciones en la cueva, excavaciones en el exterior, transformaciones del entorno,…).

También especifican que el factor principal que afecta a la conservación de las pinturas es la pérdida de pigmento por lavado debido a la filtración de agua y a los aportes de condensación, y que otro factor de deterioro es la existencia de colonias visibles de microorganismos. Y como conclusión más reseñable se destaca que no se ha detectado ninguna relación evidente de causa/efecto entre la presencia de investigadores y visitantes y la pérdida de pigmento, ya que el impacto de la presencia humana ha sido mínimo con tasas de recuperación de pocas horas.

Por ello el Patronato, en dicha reunión de septiembre de 2014, acepta poner en marcha el Programa de Conservación Preventiva (PCP) de Altamira definido en esos trabajos. Así mismo aprueba las recomendaciones del equipo científico de continuar con la monitorización de la cueva y con las visitas experimentales hasta completar un ciclo anual, es decir, hasta febrero de 2015.

En esa misma reunión el patronato aprueba la constitución de una comisión de seguimiento, constituida por miembros del Museo de Altamira, del IPCE, de la Universidad de Cantabria, del CSIC y de la Subdirección General de Museos Estatales, que serán los responsables de garantizar la ejecución del PCP. Parece ser que la primera vez que se reunió esta comisión fue a mediados de noviembre de 2014.

Justo después, el 25 de noviembre de 2014 el Ministerio de Cultura se reúne con la UNESCO en París con el objetivo de dar respuesta a las inquietudes que tiene esta organización, la encargada de velar por la conservación de los bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, en relación con los avances del PCP de Altamira.

El 27 de diciembre de 2014 todos los integrantes del departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, 17 profesionales entre catedráticos y profesores titulares, todos ellos con una dilatada carrera investigadora en nuestro país y mas allá de nuestras fronteras, firman una dura carta dirigida a la UNESCO, en la que denuncian la irresponsabilidad del Ministerio de Cultura y definen las acciones del PCP como una clara amenaza para la conservación de Altamira.

El día 27 de febrero de 2015 se dan por finalizadas las visitas experimentales con un total de 250 visitantes desde el 27 de febrero de 2014.

A mediados de marzo de 2015 salta a los medios de comunicación la carta del departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid y empiezan a conocerse las reacciones de los distintos protagonistas: El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, respeta su opinión pero la carta le parece «irrespetuosa para con sus 54 colegas investigadores» que están trabajando en el estudio; El director del museo de Altamira, Lasheras, no hace declaraciones; y el Ministerio de Cultura saca nota de prensa el pasado 20 de marzo informando de que dará cuentas a la UNESCO sobre las últimas acciones en la Cueva de Altamira que emanan del PCP aprobado.

En definitiva, la cuestión es si realmente el Ministerio está actuando de forma irresponsable con los distintos informes técnicos que tiene encima de la mesa. En mi opinión los dos informes científicos, el del CSIC y el del equipo liderado por Guichen, que algunos medios han descrito como opuestos, no lo son tanto. De hecho creo que son muy parecidos en las cuestiones de fondo, y así lo demuestran en sus conclusiones:

El CSIC recomendaba seguir con medidas «poco activas», es decir, mantener la cueva restringida a visitas, pero a la vez afirmaba que si se cambiaba de estrategia, es decir, si se decide la apertura al público controlada, «la monitorización debe ser exhaustiva para detectar de forma temprana la probable expansión de los microorganismos hacia zonas internas de la cueva».

Por su parte el equipo coordinado por el IPCE y dirigido por Gaël de Guichen viene a decir que «los principales peligros para las pinturas se deben a la naturaleza y eso continuará» y que «las visitas tienen un impacto casi imperceptible ya que no se ha detectado ninguna relación evidente causa-efecto entre la presencia de investigadores y visitantes en la cueva y la pérdida de pigmento».

Ambos concuerdan que decida lo que se decida en el Patronato, debe realizarse un seguimiento y monitorización que permita conocer en tiempo real el comportamiento del ecosistema de la cueva de Altamira para poder intervenir a tiempo en caso de que sea necesario.

Donde difieren más es en las formas, algo evidente para quien se lea ambos informes, y en los planteamientos metodológicos, ya que el equipo de Guichen parte de la estrategia de la conservación preventiva que prima la coexistencia de estudio, observación y medición con sostenibilidad, accesibilidad y acercamiento de la Cueva de Altamira a la sociedad.

Entonces ¿dónde está el verdadero problema en el tema Altamira? Seguramente no existirá una respuesta única a esta pregunta pues los factores que confluyen son diversos, se han dado a lo largo de varias décadas y sobre todo están influenciados por los egos e intereses de los políticos y de algunos técnicos que luchan por su parcela de influencia sobre un bien declarado Patrimonio de la Humanidad.

La solución a mi juicio está en la propia sociedad y lo que ésta opina sobre quién debe tener la responsabilidad de tutela y gestión de la cueva. Y a este respecto dan respuesta las conclusiones del Programa de Conservación Preventiva de Altamira, en concreto dos que se detallan en el proyecto de Valor Social:

1.- El origen de las tensiones y conflictos se da por el protagonismo entre quien tiene la gestión de Altamira y quien la quiere

«En torno a Altamira se construyen identidades, se producen tensiones y conflictos y se dan vínculos emocionales que difieren de unas generaciones a otras, de unos lugares a otros y de unos agentes a otros. Estas fracturas sociales, tensiones y vínculos giran en torno a la competencia en la tutela y gestión del sitio. «

2.- La gestión debe estar en manos científicas y no políticas

«Para la mayoría de los ciudadanos consultados, la conservación de la cueva debe ser responsabilidad de los expertos, que deben ejercerla de forma transparente y argumentable. Las necesidades de conservación de Altamira pueden ser, en sí mismas, objeto de interacción y diálogo entre la comunidad científica y el público. «

A esto hay que sumar que todos los estudios realizados hasta el momento, incluido el mencionado proyecto de Valor Social implementado en el PCP de Altamira, concluyen que la apertura de la cueva original no produciría un balance positivo ni negativo, desde el punto de vista económico, en nuestra región.

Todos estos temas (los técnicos, los políticos, las presiones mediáticas, las preferencias de la sociedad,…) estarán el próximo jueves 26 de marzo encima de la mesa del Patronato de la Cueva de Altamira. Es por ello que no se trata de otra reunión más y los ciudadanos debemos exigir que los integrantes del Patronato estén a la altura de las circunstancias y se den cuenta que las decisiones adoptadas no afectan a la Cueva de Altamira, ni a Santillana del Mar, ni a Cantabria, ni tan siquiera a España. Altamira está por encima de intereses políticos y egos profesionales, mientras no se actúe por el interés general no haremos honor a su nombre: Patrimonio de la Humanidad.