Capa a capa, el retablo de Belén ha revelado su historia, un proceso que comienza en el siglo XV y que implica tanto a la iglesia de Santa María de Laredo, donde constituye un elemento central y esencial, como a historia de la villa cántabra. Su proceso de restauración, que culminó el pasado mes de septiembre, supone una ocasión excepcional para retrotraernos al periodo álgido del puerto, cuando servía de enlace para el comercio entre Castilla y Flandes, a la esencia del gótico flamenco y los cambios provocados por el posterior estilo barroco, a un trabajo preciso que no pretende resultados estéticamente aparentes, sino ambiciona objetivos integrales.
«Mucha gente no comprende lo que hay detrás de un trabajo de restauración, piensa que es algo similar a una chapuza doméstica que se resuelve en un mes», lamenta Laura Ceballos, técnica del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y directora del proyecto. Su labor comenzó en 2008, con las primeras visitas de valoración y finaliza con la intervención material y la elaboración de una memoria que permitirá a los responsables del templo dotarse de herramientas para la periódica observación de su estado y canalizar posibles ayudas.
El extraordinario conjunto, escultórico y pictórico, también constituye el primer bien mueble que se convierte en objeto de una visita guiada, según el programa del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Hasta el próximo día 26 de octubre, los asistentes podrán contemplar un trabajo delicado y, sobre todo, participar de las revelaciones obtenidas a lo largo de más de quince meses de labor. «No se trata tan sólo de admirar el resultado, sino también de conocer el proceso, el cómo y el porqué, la manera en la que se adquieren los conocimientos», apunta Pablo Jiménez, conservador del mismo centro.
El tesoro de Laredo forma parte del programa de recorridos que la institución estatal ofrece cada año al público y que, en esta edición, comprende también el castillo de Ucero (Soria), el pozo minero de Santa Bárbara, en Mieres, y las puertas del retablo de la iglesia zaragozana de San Pablo.
Vía eldiariomontanes