España tenía una cuenta pendiente con la protección de los mares. Desde que se produjo su entrada en la entonces Comunidad Económica Europea -hoy Unión Europea- en el año 1986, la directiva de aves aprobada por el ejecutivo comunitario en 1979 obligaba a nuestro país a preservar aquellos espacios naturales que mayor importancia tienen para la conservación de estos animales tanto en tierra como en las áreas marinas.
Tras un largo litigio de más de 10 años y una sentencia en contra del Tribunal de Estrasburgo por designar un número insuficiente de estos espacios tierra adentro, España terminó adoptando un número considerable de Zonas de Especial Protección para las Aves (Zepa). Aunque sólo suponían alrededor del 40% de las áreas que contemplaba el inventario realizado por SEO BirdLife en 1998 y que la Comisión Europea utilizó como referencia en su condena a España, Europa consideró que eran suficientes y dio por buena la declaración. Pero aún faltaban las áreas marinas. Han hecho falta casi 30 años para cumplir los compromisos adquiridos en el momento de entrar en la Unión Europea, pero España ya ha protegido las áreas de importancia para las aves también en el mar.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) ha declarado recientemente 39 Zepas marinas en aguas territoriales españolas.
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