Ya estamos al final del año en curso y esperamos al 2014 para hacer borrón y cuenta nueva. Se suceden las felicitaciones típicas de estas fechas y nos deseamos un feliz año nuevo como si todo lo que en él suceda dependiera de una fuerza invisible que entra en acción justo al acabar las doce campanadas y a partir de ahí poco podemos hacer porque la suerte está echada hasta la medianoche del 31 de diciembre siguiente.
Pues nada más lejos de la realidad, como ya sabemos, todo lo que suceda a partir del día 1 de enero tendrá que ver en gran parte con el esfuerzo, trabajo y tesón que pongamos en nuestro día a día para conseguir los objetivos y metas marcadas. Otra parte, la menor, dependerá de las circunstancias y de eso que algunos llaman suerte. Pero sólo buscándola la encontrarás, y es algo que podemos condicionar en función de cómo interactuemos con nuestro entorno y las personas que lo forman.
Porque lo importante son las personas. Las personas y la forma de relacionarnos entre nosotros. No podemos levantarnos, dar los buenos días de forma automática, fichar en la oficina, coger el teléfono, contestar correos, emitir facturas o redactar informes técnicos como si fuéramos el único ser sobre la tierra y todo girara entorno a nosotros. Escucha si quieres ser escuchado, aporta no sólo veas problemas, plantea soluciones, colabora para sacar los proyectos adelante, facilita trámites no pongas trabas, valora el trabajo de los demás como el tuyo propio,…En fin lo que se dice, trabaja en equipo con tus compañeros, con el resto de empresas ya sean clientes, colaboradores o proveedores, pero sobre todo aporta a la sociedad en la que te vives, porque así serás protagonista de la misma.
Lo dicho, felices fiestas y el año que entra será próspero si te lo curras desde el principio. Eso sí, busca la suerte que todos necesitamos, sólo así la encontrarás.